Roberto Chanona

Tendría diez años cuando me llevaron a San Juan Chamula a ver el carnaval y a los hombres que caminaban sobre el fuego. Entonces, veía aquellos personajes con sus banderas atravesar el camino de brazas y esos pies humeantes dejaron una huella profunda en mi alma.

Años después, viviendo en San Cristóbal, volví a ver de nuevo aquel ritual ancestral. Asombrado, me percaté que el camino que recorrían estaba orientado de este al oeste, recreando el curso del sol. Pregunté el significado de caminar sobre el fuego y me contestaron: es un ritual de purificación.

El simple hecho que el ritual lo asociaran a la religión católica, a sabiendas que los tzotziles son un pueblo más antiguo a la llegada de los españoles y por lo tanto, también sus costumbres, nunca terminó de convencerme. Quizá, simplemente, se trataba de ignorancia por parte de los conquistadores y posteriormente de nosotros, respecto a nuestras culturas ancestrales.

Cual fuese el motivo, siempre anduvo rodando en mi cabeza esa pieza del rompecabezas que hacía falta para entender el significado de tal dramático ritual.

Hace unos meses, por azar, releyendo el Popol Vuh, encontré este texto que expongo del libro del consejo de los indios Quiché: Hubo, sin embrago, una tribu que hurtó el fuego entre el humo, y fueron los de la casa de Zotzil. El dios de los cakchiqueles se llamaba Chamalcán y tenía figura de murciélago.

Cuando pasaron entre el humo, pasaron suavemente, y luego se apoderaron del fuego. No pidieron el fuego los cakchiqueles porque no quisieron entregarse como vencidos, de la manera como fueron vencidas las demás tribus cuando ofrecieron su pecho y su sobaco para que se los abrieran…

Había encontrado la fuente, el origen, los tzotziles habían robado el fuego sagrado y se lo habían llevado entre el humo más allá de las montañas, precisamente, a San Juan Chamula. Ellos eran los dueños del fuego y podían caminar sobre él. Pero aún faltaba la interpretación del rito.

Entonces en una estancia en la selva, leí un libro de Wittgenstein, Anotaciones sobre la Rama de Oro de Frazer, y encontré el siguiente párrafo:

Es claro que el fuego se ha utilizado como medio de purificación. Pero es extremadamente cierto que los hombres inteligentes han puesto más tarde las ceremonias de purificación en relación con el sol, aunque, originalmente, ellas no fueron pensadas bajo esa correlación…

El rompecabezas por fin había tomado forma: el ritual de caminar sobre las brasas de los tzotziles en el Carnaval Chamula, es LA REPRESENTACION de caminar a través del humo como lo hicieron siglos atrás, cuando extrajeron el fuego del dios Tohil. Además, es la celebración ancestral en honor a Chamalcán, su Dios con figura de murciélago.

También hay que agregar que tiene un origen solar, por el fuego y por eso caminan de este a oeste, según el recorrido del sol. Quizá a la llegada de los españoles, al no saber el mito, no entendieron el rito y muy a modo le atribuyeron el significado católico relacionado con la purificación. Luego le fueron agregando otras ceremonias para integrar el carnaval Chamula.

No sabemos en qué momento nace la unión de purificación con el sol, quizá esta idea está más clara en relación con el purgatorio, un estado transitorio después de la muerte, para que los creyentes puedan acceder a la visión beatica de Dios. Pero lo que nos queda claro, es que es un rito ancestral anterior a la llegada de los españoles y su significado lo podemos encontrar en el Popol Vuh, también conocido como el Libro del Consejo.